El abandono es una realidad que tenemos muy presente todos los amantes de los animales. Cada vez que abrimos nuestros perfiles en redes sociales, nos sentimos bombardeados por casos de perros que no tienen una familia que los cuide y les de una vida digna. Desgraciadamente, este bombardeo nos produce, a la larga, cierta desensibilización con el tema en cuestión, pero actualmente, me he topado de frente con esta realidad y ahora os explicare por qué.
Hace unos 20 días me encontré un perrito abandonado que me siguió hasta la puerta de mi casa. Como era de esperar, no tenía microchip ni placa identificativa, por lo que sabíamos que el problema estaba servido. Lo denomino problema, porque además de no estar identificado, no es un cachorrito y su aspecto, aunque a mí me encanta, no es llamativo.
Desde entonces he intentado buscarle una familia responsable por todos los medios, pero la negativa ha sido la única respuesta que he recibido por el momento. Y el motivo ha sido, principalmente, que no es un cachorro.
Dicho esto, hoy he decidido dedicar este artículo a todos los perros sin hogar y en especial a los perros adultos. Me gustaría explicaros los motivos por los que es mejor adoptar a un perro adulto sin menospreciar, por supuesto, a los miles de cachorritos que se encuentran en la misma situación.
Cuando adquirimos un perro adulto, sabemos desde el principio:
– Cuál es su carácter. Los perros, como las personas, pueden ser tercos, nerviosos, más o menos afables…
– Su tamaño real. Como es normal, en el caso de los perros el tamaño sí importa, ya que es directamente proporcional entre otras cosas al tamaño de tu vivienda o simplemente a tus gustos.
– Si tiene algún problema de comportamiento. Con esto, no quiero decir que los que lo tengan no merezcan una oportunidad, pero debemos ser responsables para evitar un segundo abandono. Si el perro en cuestión, es por ejemplo, posesivo con sus juguetes o la comida (agresividad por protección de un recurso), es evidente que una familia con niños quedaría, en mi opinión, descartada.
– Sus necesidades físicas. No todos los perros necesitan las mismas horas de ejercicio para estar equilibrado. Una persona con un nivel de actividad bajo, como puede ser una persona mayor, no podría hacerse cargo correctamente de un perro con alta energía como puede ser un galgo o un podenco.
– En cuanto al adiestramiento, el nivel de concentración a la hora de aprender y ejecutar los ejercicios es mucho mayor que la de un cachorro.
– La capacidad de retención al tener que esperar para hacer sus necesidades también es mucho mayor que la de un cachorro, por lo que el aprendizaje es más rápido.
En definitiva, lo que intento expresar en estas líneas, es que con la adopción del perro adulto, minorizas la incertidumbre sobre ciertas cuestiones relativas a su educación y características físicas y psíquicas. La adquisición de un perro, ya sea adoptado o comprado, es una responsabilidad y una decisión que debéis tomar consecuentemente.
Abandonar no es una opción.
Feliz jueves perrer@s!
María Morales Martínez
Educadora y terapeuta canina.
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