¿Sabías que la mayoría de ataques de perros a personas, el 80%, son a niños? Y ¿Sabías que esos ataques son en su amplia mayoría evitables?
El miedo
Como hemos visto en artículos anteriores, el miedo es el motivo principal por el que el perro puede desarrollar una conducta agresiva. Raro es el caso en el que un animal realiza un ataque directo sin motivo aparente. La mayoría de los casos en los que se produce esta situación, el perro se ha sentido acorralado, amenazado y la única salida que ha encontrado, para evitar que le hagan daño, es la agresión.
¿Cómo evitar que se produzca esta situación?
La educación tanto del niño como del perro es la clave del éxito. Para empezar, debemos procurar que el perro interactue con niños desde cachorro, intentando por supuesto que ésto no suponga una mala experiencia para él. En el caso de que el animal haya sido adoptado ya adulto, procuraremos hacerlo más despacio y con precaución, pero nunca evitar la situación por miedo a que agreda. La socialización de un perro es continua y por tanto esa conducta puede cambiar.
De igual manera, al niño debemos enseñarle a no agredir al perro, no agobiarlo y a no molestarle mientras come o está dormido. Ellos, desconocen las reacciones que el animal puede tener ante el miedo, y por tanto, hasta que aprenda a relacionarse con él, siempre deben estar juntos bajo la supervisión de un adulto.
¿Qué ocurre si la agresión ya se ha producido?
Cuando no se han tomado las medidas necesarias y, desgraciadamente, el animal ha mordido al niño, lo primero que debéis hacer es pedir ayuda de un profesional para que valore cuál han sido los motivos por los que se ha producido el ataque y evalúe la posible solución. Que haya ocurrido en una ocasión, no significa que, irrevocablemente, vuelva a ocurrir, si se toman las medidas necesarias y se realiza una terapia de modificación de conducta con el animal.
Como indicaba anteriormente, la educación de ambos será la solución del problema en la mayoría de los casos. Nosotros somos los responsables de que nuestros hijos y nuestros perros sepan convivir en perfecta armonía, tanto dentro del núcleo familiar como fuera de él.
Feliz martes perrer@s!
María Morales Martínez
Educadora y Terapeuta Canino.
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